ESCUELA DE PADRES
FOMENTAR EL FAIR PLAY: RESPONSABILIDAD DE
PADRES Y ENTRENADORES
La idea de que
la participación en competiciones deportivas lleva inherente la adquisición de valores
es algo que no comparten psicólogos y psicopedagogos. Entrenar y competir en un
deporte no implica que el joven practicante adquiera valores deportivos. El
valor del Fair Play es algo que se inculca mediante unos entrenamientos y
partidos dirigidos por un técnico concienciado de ello, unos padres y
espectadores con participación consciente y unos modelos profesionales que
sirvan de ejemplo.
Respeto y esfuerzo. Esos son los
principios básicos que persigue la promoción del Fair Play y la Deportividad.
Los jóvenes deportistas deberían comportarse, tanto en entrenamientos como en
competiciones deportivas, siguiendo estos principios. Sin embargo, no es algo
que puedan conseguir por sí solos. Necesitan
que, desde su entorno, se promuevan estos valores y son muchos los que
influyen en este proceso. Padres, compañeros, equipo técnico, espectadores,
directivos, árbitros e incluso los deportistas profesionales que sirven como
modelo a seguir son los encargados de valorar el respeto y el esfuerzo, de
instruir en el reglamento del deporte a los jóvenes y, por supuesto, de actuar
como ejemplos vivos de autocontrol.
Pero para
conseguir que estos jóvenes muestren respeto al resto de participantes, a la
normativa, a las instalaciones donde se desarrollan, a los árbitros y
moderadores… hay que conseguir antes que se respeten a sí mismos. Fomentar el auto-respeto o la autoestima es
el primer paso para conseguir que ese respeto se traslade a sus congéneres,
por la sencilla razón de que una imagen de sí mismos positiva favorece una
imagen positiva de sus iguales, lo que lleva a que se valoren positivamente
todos los aspectos y personas implicadas.
El entrenador tiene un peso muy importante
en estos valores. Un técnico que evalúa, no solo los resultados, sino el
esfuerzo de los jóvenes y los progresos tanto individuales como del equipo, es
un técnico que promueve el Fair Play. Asimismo, el entrenador debe animar a los jugadores en sus acciones para fomentar
la autoestima y la imagen positiva del grupo, sin olvidar la parte de
preparación que incluye el progreso en sus habilidades físicas, técnicas y
tácticas.
Los padres deben minimizar la importancia
de ganar como única medida de valoración del rendimiento de sus hijos. Por
el contrario, deberían destacar la consecución de progresos personales. Ante
los errores que cometen los jóvenes deportistas, los padres han de animar y
valorar el esfuerzo, ya que sus hijos se encuentran aún en un periodo de
aprendizaje. De igual manera, cuando un niño destaca mucho en su práctica
deportiva, es importante que los padres acepten y recompensen su éxito pero no
de forma excesiva, y sobre todo, no destaquen errores sin importancia. Además, no es bueno cualquier tipo de comparación
con compañeros o contrincantes (ya sea para destacar lo mejor de su hijo
como para destacar que alguien es mejor que él), esto fomenta rivalidad
excesiva y estaremos enseñándolo a ser individualistas, mientras que en el deporte
en general lo que prima es el grupo.
Padres
y entrenadores deben estar convencidos de que caminando juntos pueden conseguir
grandes logros con los jóvenes. Todos estos aspectos mencionados
anteriormente son importantes, pero serán efectivos si los padres confían en la
autoridad que el entrenador tiene sobre sus hijos. Todo pasa por aceptar los conocimientos técnicos y tácticos que el
entrenador enseña a los jóvenes deportistas. Por este motivo, deben apoyar
el trabajo del entrenador (valorando también su esfuerzo que a veces va más
allá de una labor profesional) y no dar instrucciones técnicas o tácticas que
lo contradigan. Si los padres adoptan el
papel de entrenador, puede desorientar y desorganizar tanto al propio
deportista como al equipo, por lo que estaremos
poniéndole barreras al progreso de nuestro propio hijo.
Con todo esto
se consigue un ambiente positivo para el niño, por tanto, el hecho de que el
niño se sienta valorado por su entrenador, sus padres y otros agentes
socializadores implicados en el deporte puede favorecer, sin duda, el aumento
de la autoestima y, como consecuencia, que éste valore y respete más a los
demás, tanto en el ámbito deportivo como en su vida personal. De esta forma,
estaremos fomentando un ambiente Fair Play.
Juandi López
Colaboración de Laura Cerdera
Dto. de psicopedagogía Club
Polideportivo Mijas.
#EducaciónyDeporte
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